Como parte de su formación práctica, los alumnos del Máster FUEGO, que se está impartiendo en el Campus de Ponferrada, en la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal, han realizado una visita técnica al incendio de Bouzas, que afectó a la Tebaida Berciana y que quemó 1300 ha entre los días 19 y 23 de abril de 2017.
La visita es parte de las asignaturas de “Física y ecología del fuego” y “Teledetección aplicada”. La visita se organizó de en colaboración con el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, a través del Agente Medioambiental que desarrolla su trabajo en la zona afectada. El Agente Medioambiental explicó el desarrollo del incendio y las tácticas y estrategias de extinción utilizadas.
De forma conjunta, los alumnos, el personal de la Junta de Castilla y León y los profesores del Campus de Ponferrada, analizaron los efectos del incendio sobre la vegetación y el suelo. Como resultado de esta jornada de campo, se destacó que el recubrimiento del suelo por la vegetación es actualmente, y en general, alto, debido principalmente a que la estrategia de regeneración de la mayoría de las especies forestales de la zona quemada (brezo, carqueixa, escobas, rebollos) es rebrotadora, y a que las condiciones meteorológicas han resultado favorables para la misma (temperaturas suaves y precipitaciones ligeras en primavera, después del incendio).
Por otra parte, se constató que la severidad del fuego sobre la vegetación ha sido variable espacialmente, si bien predominan las zonas donde la severidad ha sido alta, lo que se verificó por el diámetro de los troncos remanentes tras el incendio. El muestreo y análisis de estos efectos en campo servirá a los alumnos como ejemplo para la realización de informes técnicos sobre otros incendios.
Por último, los alumnos pudieron observar in-situ actuaciones urgentes de estabilización del suelo llevadas a cabo por la Junta de Castilla y León, como la aplicación de mulching de paja en las partes altas de algunas laderas y la construcción de albarradas (pequeños diques o barreras) en laderas y arroyos. Estas medidas son muy eficaces para minimizar la pérdida de suelo, la erosión por lluvias y el arrastre de cenizas y materiales finos a los cursos de agua.